Educar y criar a los hijos no es una tarea sencilla, va de la mano de momentos difíciles, de situaciones que te llevan a perder los nervios, de sacrificios que nunca llegaste a pensar que serías capaz de hacer por otra persona. Sin duda es una tarea ardua que confronta con lo más profundo de uno mismo. Los primeros años y las primeras etapas son sin duda de gran esfuerzo ya que hay que estar sosteniendo y pendientes de todo lo que hacen, uno puede llegar a sentirse al límite y desbordado. Todos podemos encontrar dentro del gran abanico de la crianza aspectos que sin duda algunas cuestan enormemente y uno de ellos es por excelencia el decir que NO, el del poner límites. Tomar el papel de la autoridad sin duda va de la mano con la maternidad y la paternidad, en muchos momentos que, aunque duela hay que poder ser firme y decir que no a algo. Tener después que lidiar con las rabietas y las frustraciones desde luego no lo hace más sencillo ni apetecible. Pero sin duda es algo que es inherente a la hora de ser firme y decir que  no a muchas cosas.

Tener autoridad no significa ser autoritario.

Sin duda en nuestros tiempos la palabra autoridad en muchas ocasiones suele rechinarnos y esta asociada en muchas ocasiones a las experiencias infantiles de cada uno, con momentos que se vivieron de manera traumática o dolorosa por parte de los padres. El modelo educativo ha cambiado en los últimos tiempos y el modelo de relacionarnos socialmente también, da a veces la sensación de que lo jerárquico y autoritario se diluye con mayor rapidez. Pero es importante entender que somos sociedades pendulares y que viajamos en diferentes épocas y momentos de la vida por distintos puntos del recorrido del péndulo. Eso no significa que los modelos más autoritarios fueran mejores que los de ahora ni viceversa, significa que cada uno debe reflexionar sobre los aspectos que le confrontan en la crianza con sus propios valores y experiencias en esto de ser padres. Antiguamente se escuchaban mandatos autoritarios que inducían al miedo y al paralizarse, donde no había un diálogo comprensivo sino más bien algo autoritario que por su propio peso chafaba y anulaba el deseo de los niños. Es importante entender que para ser padres y madres uno se basa en su experiencia como hijo/a y en ocasiones aparecen viejos y dolorosos recuerdos del pasado que no queremos repetir con nuestros hijos. Por ello es importante tener medianamente un conocimiento y consciencia  para entender lo que internamente nos sucede cuando nos encontramos con aquello que nos hicieron y que no nos gustó e incluso nos dejó una herida muy profunda.

Por eso cuando uno es padre o madre y tiene que afrontar momentos de autoridad se le hace un nudo en el estómago o en la garganta y aunque dentro de nuestra mente esté muy claro el discurso o el cómo actuar, llevarlo a cabo no es tarea fácil. Por eso es de vital importancia entender la diferencia entre autoridad y ser autoritario. Es importante entender que hay momentos de la crianza que llevan a poner límites y para esas ocasiones hay que ser autoritario con lo que se plantea, eso si siempre respetando a los hijos y explicándoles amablemente el motivo por el cuál no pueden hacer algo.

Es importante saber que los niños no se van a traumatizar porque sus deseos se vean frustrados en diferentes momentos de la vida, es cierto que en ocasiones en sus desbordes emocionales lloran, patalean e incluso dicen cosas hirientes, pero no por ello significa que se vayan a traumatizar, en todo caso pueden sentir rabia o dolidos. Por ello siempre el diálogo debe estar abierto, para poder explicar después en los momentos de calma porque papa o mama han tenido que decir que NO. Esta es la idea que confronta con el concepto de ser autoritario, de que los hijos tienen que entender que deben hacerles caso y es algo que tiene que ser trabajado con paciencia y revisión de lo que internamente a cada uno le pueda movilizar.

Tienen que saber que, aunque se les quiere mucho a veces hay que decirles que no pueden hacer algo o que deben esperar, que no es nada personal contra ellos y que son decisiones que se tienen que respetar. Lo que si es de vital importancia como se ha señalado antes es explicarles las razones con palabras para que puedan interiorizar y comprender ese límite y aquí debe ser cada padre y madre en relación con su hijo quienes busquen las palabras y los recursos necesarios para ayudarles a entenderlo. Y sin duda el mejor ejemplo es predicar con el propio ejemplo de cada padre y madre, si lo ven en los padres y madres lo pueden interiorizar con mayor facilidad.

Por eso si uno identifica que a la hora de definir un limite con autoridad no puede porque se le hace un nudo en el estómago o se pasa de autoritario y el niño se asusta, es importante revisarlo con profesional para poder comprender mejor y encontrar su propio equilibrio para llevar a cabo algo de vital importancia en el desarrollo infantil como son los limites.

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La importancia de poner límites en la infancia

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

  • Belichmar, Silvia. Kupfer, María. Salzberg, Beatriz. Rosenberg, Ana María. Siquier, María Luisa. El lugar de los padres en el psicoanálisis de niños. Lugar editorial.
  • Zygmunt, Bauman. (2003). Modernidad líquida. México DF. Editorial, fondo económico de cultura.
  • Knobel Freud, Joseph. (2020). Ideas para padres en apuros. Barcelona, España. Gedisa editorial.
  • Winnicott, Donald W. (1994). Conozca a su niño (psicología de las primeras relaciones entre el niño y su familia). Buenos Aires, Argentina. Editorial Paidós.

Escrito por Guillén Tiestos.

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